Un millón de mexicanos padece hepatitis C; la mayoría no lo sabe



Las enfermedades del hígado son la quinta causa de muerte en el país



Ángeles Cruz Martínez /La Jornada

Mayo 16 de 2007.- El hígado puede realizar más de 5 mil funciones y alrededor de 100 enfermedades lo pueden afectar. Sólo de hepatitis C se estima que están infectados un millón de mexicanos, de los cuales 20 por ciento desarrollará cirrosis y 2 por ciento cáncer. El mayor problema radica en que las personas pueden estar enfermas sin saberlo.
En el contexto del Día de la Salud Hepática, que se celebra hoy por iniciativa de la Fundación Mexicana para la Salud Hepática, Enrique Wolpert Barraza, vicepresidente médico de la agrupación, destacó la importancia de que quienes hayan recibido alguna transfusión sanguínea antes de 1992 se realicen una prueba del funcionamiento del hígado para descartar la presencia de los virus de hepatitis B y C, y, en todo caso, detectar a tiempo el padecimiento.
Aunque la comercialización de la sangre se prohibió a partir de 1985 para evitar la transmisión de enfermedades como las hepatitis y el VIH-sida, fue en 1992 cuando se emitió la norma oficial mexicana que hace obligatorio el tamizaje de sangre y sus derivados para la búsqueda de los virus causantes de hepatitis B y C.
Debido a que la hepatitis no presenta síntomas sino hasta que la enfermedad se ha vuelto crónica o empieza el desarrollo de la cirrosis, alrededor de 25 años después de haber contraído la infección, los individuos afectados desconocen que son portadores del virus, señaló el especialista, quien también comentó que por esta causa en los próximos años aumentará la prevalencia de enfermedades graves del hígado.
Los médicos calculan que en 2030 empezará a disminuir la cantidad de pacientes trasfundidos con sangre contaminada.
Por lo pronto, la cirrosis y otras enfermedades del hígado representan la quinta causa de mortalidad general en el país, tercera para los hombres y sexta para las mujeres, comentó Wolpert.
Sin embargo, las señales de alarma también están encendidas debido al creciente uso de drogas intravenosas, el cual es ahora una de las principales fuentes de contagio de la enfermedad, considerada un problema de salud pública mundial.
A su vez, Margarita Dehesa, jefa del Departamento de Gastroenterología del Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional Siglo XXI, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), comentó que en esa unidad médica, casi 80 por ciento de los casos de cirrosis se originan por el consumo de alcohol y enfermedades del hígado ocasionadas por el virus de la hepatitis.
En el mundo, detalló, existen más de 170 millones de portadores de hepatitis C, la cual es la primera indicación de trasplante en el adulto. Sólo en Estados Unidos se estima que 5 millones de personas, aproximadamente, están infectadas.
Respecto a la hepatitis B, señaló que unos 350 millones de individuos están infectados, y a pesar de que existe la vacuna preventiva del mal, cada año se reportan 100 mil nuevos casos. En México la inmunización contra este tipo de afección del hígado se incluyó en el esquema universal de vacunación en 1999 y desde entonces han sido beneficiados más de 15 millones de niños.
Sin embargo, advirtieron los expertos, quienes nacieron antes de ese año carecen de la protección contra el padecimiento, por lo que corresponde a los legisladores autorizar el presupuesto, a fin de extender la vacunación a todos los mexicanos.
Enseguida reconocieron que para quienes ya son portadores de alguno de los virus de la hepatitis, lo que queda es la detección temprana, con el propósito de poder controlar y, tal vez, revertir el daño causado al hígado y de esa manera evitar cualquier otra complicación.
Al referirse a la importancia del hígado en el organismo, Wolpert señaló que interviene de manera directa en el metabolismo energético general.
El hígado almacena azúcares, sintetiza colesterol, bilis y factores de coagulación, remueve tóxicos y residuos, y dirige nutrientes, vitaminas, hierro y bilirrubina.
Es además uno de los órganos más grandes del cuerpo, con un peso aproximado de 1.5 kilogramos en el adulto, se localiza del lado derecho del abdomen y debajo de las costillas.
Algunos de los factores de riesgo para el desarrollo de alguna de las afecciones hepáticas son, además de la transfusión sanguínea antes de 1992, el abuso en el consumo de bebidas alcohólicas, el uso de sustancias tóxicas y medicamentos, enfermedades genéticas y la obesidad.
Respecto a los síntomas de los padecimientos hepáticos, médicos mencionaron la coloración amarilla de la piel y ojos, abdomen hinchado o con dolor, comezón y prurito, orina muy oscura o heces claras, fatiga crónica, náusea y pérdida de apetito.

Cirrosis hepática /I de II

INFORMACIÓN BÁSICA /Parte I de II

El hígado es uno de los órganos más importantes del cuerpo humano. Está ubicado en la zona superior del abdomen en el lado derecho, por debajo de las costillas y pesa aproximadamente 1.5 kg. Un hígado normal es suave y flexible, está conectado directamente al intestino delgado por medio del conducto biliar, el cual transporta la bilis que se produce en el hígado hacia el intestino delgado donde es utilizada para la digestión.
El hígado funciona como una gran fábrica química. Casi toda la sangre que sale del estómago e intestino pasa por el hígado. Entre las muchas funciones que el hígado cumple están las siguientes:
-Producción de bilis y otras enzimas (proteínas) digestivas.
-Producción de proteínas que ayudan a la coagulación de la sangre.
-Metabolismo del colesterol.
-Almacenamiento de glicógeno que sirve de combustible a los músculos.
-Manutención de los niveles hormonales.
-Regulación de los niveles hormonales.
-Metabolización (descomposición) de medicamentos, alcohol y otras drogas.
Considerando todas las funciones del hígado, no es sorprendente que las enfermedades hepáticas alteren todas las demás funciones del cuerpo. Una de las enfermedades más importantes es la cirrosis.

¿Qué es la cirrosis?

Cuando hay una cirrosis, el hígado forma nódulos delimitados por tejido fibroso. La funcionalidad de estos nódulos no es igual a la del hígado normal.
La cirrosis es la consecuencia de un daño acumulado en el hígado, habitualmente durante varios años, que se caracteriza por la acumulación de fibrosis (“cicatrices”) en el tejido hepático. Estos cambios del tejido interfieren con la estructura y funcionamiento normal del hígado, ocasionando serias complicaciones en la circulación de la sangre a través de dicho órgano y en sus funciones.

¿Cuáles son las causas de la cirrosis?

Existen numerosas causas que pueden desencadenar la cirrosis hepática, entre las principales están:
-Los virus de las hepatitis B, C y D.
-Consumo excesivo de alcohol.
-Hígado graso no alcohólico (también llamada esteatohepatitis no alcohólica): Condición frecuente en la población general, asociada a diabetes y obesidad.
-Enfermedades hereditarias o congénitas como:
-Hemocromatosis, en la cual se acumula hierro dentro del hígado dañando el tejido.
-La enfermedad de Wilson, la cual es causada por una alteración en el transporte del cobre, acumulándose en el hígado y en otros tejidos.
-Ausencia de proteínas específicas o enzimas para metabolizar diferentes substancias en el hígado, como la deficiencia de alfa 1-antitripsina.
-Reacción severa a drogas o medicamentos.
-Exposición prolongada a agentes tóxicos en el medio ambiente.
-Ciertas enfermedades del corazón (insuficiencia cardiaca).
-Obstrucción prolongada del conducto biliar, como la colangitis esclerosante.

¿Es posible identificar las causas de la cirrosis?

Sí. La mayoría de las veces las causas de la cirrosis es posible identificarlas:
-En caso de cirrosis alcohólica: Antecedentes de consumir alcohol regularmente o en exceso, cambios físicos o de conducta y una biopsia del tejido hepático.
-En caso de hepatitis: Exámenes de sangre para detectar el virus, biopsia hepática, etcétera. La biopsia hepática es una muestra del tejido del hígado que se obtiene bajo anestesia local.

¿El beber excesivamente puede llevar a una persona a adquirir cirrosis?

Muchas personas que ingieren alcohol en cantidades excesivas desarrollan cierto grado de daño al hígado, pero no necesariamente lleva a la cirrosis hepática. Entre aquellos individuos que consumen entre 200 y 400 mL de alcohol diariamente por un período de 15 años o más, aproximadamente una tercera parte desarrollará cirrosis hepática, otra tercera parte desarrollará hígado graso y el resto tendrá problemas hepáticos leves.
En general, mientras más beba y mientras más frecuente y regularmente lo haga, mayor será la probabilidad de que termine desarrollando cirrosis del hígado.
El alcohol por sí sólo en cantidades excesivas es un tóxico que puede causar cirrosis.

¿Puede una persona que bebe socialmente adquirir cirrosis?

Sí. Los individuos que ingieren alcohol socialmente también pueden desarrollar cirrosis. Los factores que contribuyen al desarrollo de la enfermedad son:
-Cantidad de alcohol consumida.
-Frecuencia con que se consume alcohol.
-Factores genéticos o hereditarios.
-Estado físico y nutricional.
No se saben las razones por qué algunos individuos son más propensos que otros a los efectos del alcohol. Las mujeres toleran peor el alcohol que los hombres. Muchos investigadores creen que la razón de esto es que los hombres tienen una habilidad mayor que las mujeres para metabolizar y eliminar el alcohol. Investigaciones indican que las mujeres, aún consumiendo menos alcohol que los hombres, desarrollan cirrosis más frecuentemente que los hombres.

¿La hepatitis siempre resulta en cirrosis?

Algunos pacientes con hepatitis crónica viral desarrollan cirrosis. Hay cinco tipos conocidos de virus causantes de hepatitis.
-La hepatitis aguda de tipo A y la hepatitis E no llevan a la hepatitis crónica.
-La hepatitis tipo B aguda lleva a una infección crónica en el 5% de los pacientes adultos. En una minoría de estos pacientes, la hepatitis crónica progresa a cirrosis.
-La hepatitis aguda tipo D afecta sólo a individuos previamente infectados con el virus de la hepatitis B.
-La hepatitis aguda tipo C se convierte en crónica en aproximadamente 80% de los adultos infectados. Una minoría de estos pacientes (20 - 30%) progresará a cirrosis hepática en un período de varios años (10 a 30 años).

(Continuará)

Pulso Municipal /26 de mayo, 2007

¿Qué sucede con la seguridad pública
en San Mateo Atenco?

Carlos Morales /Parte I

El pasado lunes 14 de mayo robaron un ciber en el Barrio de Guadalupe. Los tres jóvenes delincuentes amagaron con pistolas a la dueña del negocio y a dos de sus clientes, entre las 22 y las 22:20 horas. A ella la golpearon, nada grave, pero la golpearon, aunque seguramente fue más la angustia y el terror que vivió ante los hechos y el encañonamiento nervioso de las manos armadas de sus atacantes, que los daños físicos sufridos. Al parecer los atracadores eran “de fuera” porque en el MP de Lerma nos enteramos esa noche que unos muy parecidos a ellos asaltaron, apenas unos 15 o 20 minutos después, digamos que “aprovechando su viaje de regreso a casa”, una gasolinera ubicada en el parque industrial de Lerma, según denuncia levantada por los dos despachadores que sufrieron el robo, y que por cierto viven en San Mateo Atenco. El monto de lo robado asciende, en el primer caso a 900 pesos en efectivo y 40 mil en equipos y herramientas, y en el segundo caso a 3 mil 600 pesos en efectivo.
Según vecinos del Barrio de Guadalupe, en el lapso aproximado de siete u ocho meses, al menos siete comercios han sido asaltados en su barrio. Ni en el MP ni en la comandancia de la policía municipal nos pudieron proporcionar datos estadísticos del número de robos realizados a comercios en nuestro municipio, y sí llevan registros pero no los vacían estadísticamente. En el MP, a “vuelo de pájaro” en su libro de registros pudimos contar alrededor de ocho de ese tipo de robos en lo que va del año, pero esos tan sólo son los denunciados. ¿Cuántos no se han denunciado? ¿Quizás por temor a represalias o por las muchas horas que puede llevar el presentar la denuncia? Habría que averiguarlo para saberlo con mayor certeza.

El director de Seguridad Pública Municipal, capitán Eleazar Tapia Gutiérrez, nos informó que según estadísticas de la Agencia de Seguridad Estatal (ASE), con datos proporcionados por las policías municipales, durante los primeros dos bimestres de 2007 la policía de San Mateo ha realizado más detenciones (586 detenidos en 728 operativos) que las llevadas a cabo por otros dieciocho municipios de la región, incluido el de Toluca (531 detenidos en 2 mil 222 operativos), lo cual se puede interpretar, y así lo afirma el capitán Tapia, como que sí están trabajando, a pesar de las limitaciones de personal (50 efectivos divididos en dos turnos), equipo (10 patrullas y poco armamento) y los bajos sueldos (4 mil pesos mensuales), sueldos que por autorización del Presidente Municipal, Santiago Zepeda, pronto aumentarán (en las próximas semanas), según nos lo informó también el comandante.

(Continuará)

Pancho Villa, el guerrillero /I de III





(México, 5 de junio de 1876 - 1923)







Doroteo Arango, mejor conocido después como Pancho Villa, nació el 5 de junio de 1876 en el Rancho de Río Grande, ahora conocido como La Coyotada, cerca de un pueblo llamado San Juan del Río, del municipio del mismo nombre, en el estado de Durango. Sus padres fueron Agustín Arango y Maria Micaela Arámbula, ambos mestizos.
De origen muy humilde, hijo de peones incultos, tampoco fue nunca a la escuela (aunque sí aprendería a leer y escribir y promovería el desarrollo escolar en México). Huérfano, tuvo una infeliz niñez y una conducta muy rebelde en la adolescencia, fue leñador, agricultor, comerciante, y bandido antes de hacerse militar revolucionario.

Doroteo Arango se convierte en Pancho Villa

En 1894 Doroteo se dedicó un tiempo a la agricultura en una hacienda de la familia López Negrete pero en septiembre de ese mismo año se convirtió en fugitivo de la ley después de asesinar al dueño de la hacienda, Agustín López Negrete, quien había violado a su hermana. Se refugió en la sierra donde, según una de las versiones del porqué cambió de nombre, sufrió de hambre y ya casi moribundo fue rescatado por una pandilla de bandidos encabezada por un hombre llamado Francisco Villa, quien lo recogió, lo alimentó y se convirtió en su amigo. Doroteo Arango empezó a operar con esta pandilla asaltando pueblos y delinquiendo en otras áreas. Por su lealtad se ganó la confianza de Villa. En una ocasión el jefe de la banda sufrió una herida de bala, y cuando agonizaba nombró a Doroteo Arango como jefe de su pandilla, y entonces Doroteo Arango cambió su nombre al de Francisco (Pancho) Villa, rescatando así para siempre del olvido el nombre de su buen amigo.
Pancho Villa y su banda continuaron realizando actos de vandalismo. Regresó a la hacienda donde había matado a Agustín López Negrete, y liquidó al cuñado de éste y a sus hombres, que lo buscaban para matarlo. Villa empezó a seguir una causa en defensa de la clase obrera que era fuertemente explotada al punto de comparación con la esclavitud.

Pancho Villa el bandolero

Después de los asesinatos, se fue al monte y, proscrito durante veintidós años, estuvo huyendo de las tropas federales enviadas en su persecución. Pancho Villa entró rápidamente en la leyenda popular. Su nombre se hizo tan famoso que pronto todos los robos de trenes, asaltos y ejecuciones en el norte de México eran atribuidos a la leyenda Pancho Villa.
Creció un inmenso acervo de historias populares entre los peones de las haciendas en torno a su nombre. Muchas canciones y corridos celebran aún hoy las hazañas de Pancho Villa, cantadas por los pastores, al calor de sus hogueras, por la noche, en las montañas, que son la reproducción de las coplas heredadas de sus padres o que otros compusieron.
Hay una historia en la que Villa, enfurecido al conocer la miseria de los peones en la hacienda de Los Álamos, reclutó una pequeña partida de hombres y cayó sobre la mansión de los patronos, saqueándola y distribuyendo los frutos expropiados entre los pobres. Después, Pancho Villa arreó millares de cabezas de ganado desde Terrazas y cruzó con ellas la frontera. Asaltaba una mina y se apoderaba del oro o plata en barras. Cuando necesitaba maíz, expropiaba el granero de algún latifundista. Reclutaba a sus tropas en ranchos alejados de caminos transitados, y los organizaba en las montañas.
Muchos de los soldados de la revolución y algunos generales constitucionalistas, como Urbina, pertenecieron a la guerrilla de Pancho Villa. Sus dominios iban del sur de Chihuahua al norte de Durango, y se extendían desde Coahuila, cruzando la República, hasta el Sinaloa.
Villa era conocido en todas partes como El amigo de los pobres. Durante las épocas de miseria, se encargaba de alimentar a regiones enteras y se hacía cargo de la gente desalojada de sus poblados por las tropas federales.

Pancho Villa entra en la Revolución Mexicana

En las elecciones de 1910, Francisco I. Madero desafió al presidente Porfirio Díaz con un programa democrático y de reformas sociales, pero el veterano dictador lo encarceló para ganar las elecciones. Después lo liberó, y Madero viajó a Texas, desde donde proclamó la insurrección, cruzó la frontera y se dirigió hacia la capital, agrupando tropas de voluntarios, hasta que logró entrar a la ciudad de México, en mayo de 1911, acabando con la larga dictadura de Porfirio Díaz iniciada en 1876.
Para entonces, Pancho Villa, todavía un guerrillero, había conocido a Abraham González, representante político de Francisco I. Madero en Chihuahua, y de él recibió la educación básica que le hizo abrir los ojos al mundo político y cambiar su visión sobre su propia vida y su relación con los que estaban en el poder (en este caso, en Chihuahua, con la familia Creel Terrazas).
Villa se sumó al proyecto de Madero, quien ya siendo presidente electo, después del breve interinato de Francisco León de la Barra, lo nombró capitán del ejército, y como tal, Villa fue con Madero a la ciudad de México, donde lo nombraron general honorario de los nuevos rurales.
Pero las reformas sociales de la revolución no podían desplegarse sin el apoyo de las masas campesinas. Eso significaba enfrentarse a la oligarquía terrateniente y a los Estados Unidos, que también mantenían importantes intereses económicos en México. Había que atacar poderosos grupos privados para distribuir la tierra entre los campesinos, y éstos últimos no estaban organizados. El gobierno de Madero se vio acosado por la contrarrevolución. En 1912 Pascual Orozco comenzó un levantamiento. Las tropas de Pancho Villa fueron agregadas a las del general Victoriano Huerta, cuando éste partió hacia el norte para combatir la rebelión. Pancho Villa era comandante de la guarnición en Parral y derrotó a Orozco con una fuerza inferior en la única batalla decisiva de la campaña.
Pero Victoriano Huerta no era de fiar y muy pronto empezó a descubrir sus cartas. Inesperadamente acusó de insubordinación a Pancho Villa, diciendo haberle telegrafiado una orden a Parral, que Villa manifestó no haber recibido, y lo envió ante un tribunal militar en Jiménez. En sólo quince minutos el futuro y más poderoso antagonista de Huerta fue condenado al fusilamiento.
El hermano de Madero, que pertenecía al estado mayor de Huerta, detuvo la ejecución, y el presidente Madero, obligado a respaldar a su general en jefe de la campaña, encarceló a Pancho Villa en la penitenciaría de la capital. Durante todo este periodo, Villa permaneció leal al Presidente, sin vacilaciones, actitud sin precedente en la historia mexicana.
Poco después, logró fugarse de la cárcel y el gobierno de Madero se hizo de la vista gorda ante el hecho. Vivió en el Paso, Texas, hasta que estalló el último levantamiento, y desde allí partió con cuatro acompañantes, tres caballos, medio kilo de azúcar, medio de café y medio de sal, en abril de 1913, a conquistar México.
Dos meses antes, los latifundistas (contrarrevolucionarios, la "eterna" minoría en el poder), secundados por la mitad del ejército, se habían levantado contra Madero, y aunque se vieron en situación difícil, la balanza se inclinó a su favor cuando se les sumó Victoriano Huerta al frente de unidades de su ejército acantonadas en la ciudad de México. Esto provocó la renuncia de Madero y su posterior asesinato. La mayoría de los gobernadores reconocieron a Huerta como su nuevo presidente.

(Continuará)

Federico García Lorca




(España, 5 de junio de1898 – 1936





Es uno de los más grandes poetas y dramaturgos de la primera mitad del siglo XX, una de las víctimas de la guerra civil española. Nació en 1898 en el pueblo de Fuentevaqueros, provincia de Granada, en Andalucía, el mismo año que otras dos grandes figuras de la literatura mundial, el americano Ernest Hemingway y el alemán Bertolt Brecht. Murió hace ya 71 años, el 19 de agosto 1936.
La influencia de su región natal se encuentra en toda su obra. En 1914 empieza sus estudios de derecho, filosofía y letras en la Universidad de Granada. Viaja por toda España y descubre los tesoros culturales del país. Cinco años después comienza su “carrera” de estudiante en Madrid (será estudiante aquí hasta 1928), donde conoce al gran poeta Juan Ramón Jiménez y al cineasta famoso Luis Buñuel.
Después de sus estudios en España, viaja por los Estados Unidos. Allí estudia y da conferencias en la Universidad de Columbia, en Nueva York. Viaja también por Cuba, país que le impresiona mucho. Los obras de ese período están reunidas en el libro de poemas Poeta en Nueva York. Federico García Lorca nunca fue de algún movimiento literario. Sus temas se inspiran a menudo de la tradición andaluza y española.
Desde 1933 Federico García Lorca conoce muchos éxitos. Pero en el mismo período nubes plomizas se forman en el cielo de la política internacional. Desde hace once años Mussolini gobierna en Italia, y en Alemania ha caído la frágil república de Weimar. El nuevo canciller se llama Adolf Hitler. El primer estallido de violencia ocurrirá en España.
El 13 de julio 1936, José Calvo Sotelo, líder del partido monárquico "Renovación Española" es sacado de su casa y matado en un camposanto de Madrid. Comienza la insurrección de una gran parte del ejército. García Lorca no es de partido político alguno, pero un artista moderno es por definición un enemigo para un régimen autoritario, para aquellos que interrumpirán el discurso del rector de la Universidad de Salamanca, Miguel de Unamuno, con gritos tales como "¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!".
García Lorca huye de Madrid por Granada, que está más tranquila. Después de una denuncia anónima es arrestado por milicias nacionalistas. El 19 de agosto lo matan y arrojan su cuerpo en algún barranco de la Sierra Nevada.
La guerra civil continuará tres años, causará un millón de víctimas y el exilio de cientos de miles de españoles, de casi toda la “inteligencia” del país. El compositor y amigo de García Lorca, Manuel de Falla, llega en 1939 a América del Sur. Morirá siete años después en Buenos Aires sin ver su país natal de nuevo.


ROMANCE DE LA LUNA, LUNA
A Conchita García Lorca

La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.

En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.

Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.

Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

Cómo canta la zumaya,
¡ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.

Alfonsina Storni /Poemas





(Suiza, 29 de mayo de 1892 – Argentina, 1938)








QUEJA

Señor, Señor, hace ya tiempo, un día
soñé un amor como jamás pudiera
soñarlo nadie, algún amor que fuera
la vida toda, la poesía.

Y pasaba el invierno y no venía,
y pasaba también la primavera,
y el verano de nuevo persistía,
y el otoño me hallaba con mi espera.

Señor, Señor, mi espalda está desnuda:
haz restallar allí, con mano ruda
el látigo que sangra a los perversos.

Que está la tarde ya sobre mi vida,
y a esta pasión ardiente y desmedida
la he perdido, Señor, haciendo versos.

CAPRICHO

Sábado fue, y capricho el beso dado,
capricho de varón, audaz y fino,
mas fue dulce el capricho masculino
a este mi corazón, lobezno alado.

No es que crea, no creo, si inclinado
sobre mis manos te sentí divino,
y me embriagué. Comprendo que este vino
no es para mí, mas juega y rueda el dado.

Yo soy esa mujer que vive alerta,
tú el tremendo varón que se despierta
en un torrente que se ensancha en río,

y más se encrespa mientras corre y poda.
Ah, me resisto, mas me tiene toda,
tú, que nunca serás del todo mío.

¡AYMÉ!

Y sabías amar, y eras prudente,
y era la primavera y eras bueno,
y estaba el cielo azul, resplandeciente.

Y besabas mis manos con dulzura,
y mirabas mis ojos con tus ojos,
que mordían a veces de amargura.

Y yo pasaba como el mismo hielo...
Yo pasaba sin ver en dónde estaba
ni el cruel infierno ni el amable cielo.

Yo no sentía nada... En el vacío
vagaba con el alma condenada
a mi dolor satánico y sombrío.

Y te dejé marchar calladamente,
a ti, que amar sabías y eras bueno,
y eras dulce, magnánimo y prudente.

Toda palabra en ruego te fue poca,
pero el dolor cerraba mis oídos...
Ah, estaba el alma como dura roca.

Más información:

Isadora Duncan




(EUA, 27 de mayo de 1878 - Francia, 1927)





Dora Angela Duncan, conocida como Isadora Duncan, fue una bailarina estadounidense. Cuando era pequeña sus padres se divorciaron y la educación de Isadora, en la que predominaba la música de Mozart, Schubert y Schumann, corrió a cargo de su madre. Cuando Isadora llegó a la adolescencia, la familia se mudó a Chicago. Aquí estudia danza clásica.
En un incendio, la familia pierde todo y se muda nuevamente, esta vez a Nueva York, donde Duncan ingresa a la compañía de teatro del dramaturgo Augustin Daly. Al cumplir los 21 se traslada con su familia a Londres, donde se dedica a estudiar arte en el Museo Británico.
Los movimientos libres y fluidos que expresaban emociones internas eran características de su danza. Le encantaban los cánones de belleza de la antigua Grecia. En sus actuaciones se vestía con una túnica transparente, con los pies, brazos y piernas desnudos, y su largo cabello suelto.
Ejerció una enorme influencia en el ballet del siglo XX. Su vida personal fue trágica. Tuvo una hija con el escenógrafo británico Gordon Craig y un hijo con el magnate de las máquinas de coser Paris Singer. Los dos niños fallecieron en 1913 en un accidente automovilístico. En 1922 contrajo matrimonio con el poeta ruso Sergei Esenin, pero poco tiempo después se separaron. Estuvo sumida en la pobreza durante muchos años.
Hizo una última y dramática aparición en París poco antes de su muerte. Falleció la noche del 14 de septiembre de 1927 en Niza, Francia, cuando conducía su automóvil deportivo por una carretera costera, en estado de ebriedad. La punta de un largo pañuelo que adornaba su cuello se atoró en una de las llantas y se ahorcó de un solo tirón. Publicaron en 1927 su autobiografía, Mi vida.

http://buscabiografias.com/cgi-bin/verbio.cgi?id=2436

Nido de avispas /II de III


Cuento de Agatha Christie /Parte II de III


Y Harrison responde al detective:
-Se equivoca monsieur Poirot. Le aseguro que está equivocado. Langton es un deportista y ha reaccionado como un caballero. Ha sido sorprendentemente honrado conmigo, y, no con mucho, no ha dejado de mostrarme aprecio.
-¿Y no le parece eso poco normal? Utiliza usted la palabra "sorprendente" y, sin embargo, no demuestra hallarse sorprendido.
-No le comprendo, monsieur Poirot.
La voz del detective acusó un nuevo matiz al responder:
-Quiero decir que un hombre puede ocultar su odio hasta que llegue el momento adecuado.
-¿Odio? -Harrison sacudió la cabeza y se rió.
-Los ingleses son muy estúpidos -dijo Poirot-. Se consideran capaces de engañar a cualquiera y que nadie es capaz de engañar a ellos. El deportista, el caballero, es un Quijote del que nadie piensa mal. Pero, a veces, ese mismo deportista, cuyo valor le lleva al sacrificio piensa lo mismo de sus semejantes y se equivoca.
-Me está usted advirtiendo en contra de Claude Langton -exclamó Harrison-. Ahora comprendo esa intención suya que me tenía intrigado.
Poirot asintió, y Harrison, bruscamente, se puso en pie.
-¿Está usted loco, monsieur Poirot? ¡Esto es Inglaterra! Aquí nadie reacciona así. Los pretendientes rechazados no apuñalan por la espalda o envenenan. ¡Se equivoca en cuanto a Langton! Ese muchacho no haría daño a una mosca.
-La vida de una mosca no es asunto mío -repuso Poirot plácidamente-. No obstante, usted dice que monsieur Langton no es capaz de matarlas, cuando en este momento debe prepararse para exterminar a miles de avispas.
Harrison no replicó, y el detective, puesto en pie a su vez colocó una mano sobre el hombro de su amigo, y lo zarandeó como si quisiera despertarlo de un mal sueño.
-¡Espabílese, amigo, espabílese! Mire aquel hueco en el tronco del árbol. Las avispas regresan confiadas a su nido después de haber volado todo el día en busca de su alimento. Dentro de una hora habrán sido destruidas, y ellas lo ignoran, porque nadie les advierte. De hecho carecen de un Hércules Poirot. Monsieur Harrison, le repito que vine en plan de negocios. El crimen es mi negocio, y me incumbe antes de cometerse y después. ¿A qué hora vendrá monsieur Langton a eliminar el nido de avispas?
-Langton jamás...
-¿A qué hora? -le atajó.
-A las nueve. Pero le repito que está equivocado. Langton jamás...
-¡Estos ingleses! -volvió a interrumpirle Poirot.
Recogió su sombrero y su bastón y se encaminó al sendero, deteniéndose para decir por encima del hombro.
-No me quedo para no discutir con usted; sólo me enfurecería. Pero entérese bien: regresaré a las nueve.
Harrison abrió la boca y Poirot gritó antes de que dijese una sola palabra:
-Sé lo que va a decirme: "Langton jamás...", etcétera. ¡Me aburre su "Langton jamás"! No lo olvide, regresaré a las nueve. Estoy seguro de que me divertirá ver cómo destruye el nido de avispas. ¡Otro de los deportes ingleses!
No esperó la reacción de Harrison y se fue presuroso por el sendero hasta la verja. Ya en el exterior, caminó pausadamente, y su rostro se volvió grave y preocupado. Sacó el reloj del bolsillo y lo consultó. Las manecillas marcaban las ocho y diez.
-Unos tres cuartos de hora -murmuró-. Quizá hubiera sido mejor aguardar en la casa.
Sus pasos se hicieron más lentos, como si una fuerza irresistible lo invitase a regresar. Era un extraño presentimiento, que, decidido, se sacudió antes de seguir hacia el pueblo. No obstante, la preocupación se reflejaba en su rostro y una o dos veces movió la cabeza, signo inequívoco de la escasa satisfacción que le producía su acto.
Minutos antes de las nueve, se encontraba de nuevo frente a la verja del jardín. Era una noche clara y la brisa apenas movía las ramas de los árboles. La quietud imperante rezumaba un algo siniestro, parecido a la calma que antecede a la tempestad.
Repentinamente alarmado, Poirot apresuró el paso, como si un sexto sentido le pusiese sobre aviso. De pronto, se abrió la puerta de la verja y Claude Langton, presuroso, salió a la carretera. Su sobresalto fue grande al ver a Poirot.
-¡Ah...! ¡Oh...! Buenas noches.
-Buenas noches, monsieur Langton. ¿Ha terminado usted?
El joven lo miró inquisitivo.
-Ignoro a qué se refiere -dijo.
-¿Ha destruido ya el nido de avispas?
- No.
-¡Oh! -exclamó Poirot como si sufriera un desencanto-. ¿No lo ha destruido? ¿Qué hizo usted, pues?
-He charlado con mi amigo Harrison. Tengo prisa, monsieur Poirot. Ignoraba que vendría a este solitario rincón del mundo.
-Me traen asuntos profesionales.
-Hallará a Harrison en la terraza. Lamento no detenerme.
Langton se fue y Poirot lo siguió con la mirada. Era un joven nervioso, de labios finos y bien parecido.
-Dice que encontraré a Harrison en la terraza -murmuró Poirot-. ¡Veamos!
Penetró en el jardín y siguió por el sendero. Harrison se hallaba sentado en una silla junto a la mesa. Permanecía inmóvil, y no volvió la cabeza al oír a Poirot.
-¡Ah, mon ami! -exclamó éste-. ¿Cómo se encuentra?
Después de una larga pausa, Harrison, con voz extrañamente fría, inquirió:
-¿Qué ha dicho?
-Le he preguntado cómo se encuentra.
-Bien. Sí; estoy bien. ¿Por qué no?
-¿No siente ningún malestar? Eso es bueno.
-¿Malestar? ¿Por qué?
-Por el carbonato sódico.
Harrison alzó la cabeza.
-¿Carbonato sódico? ¿Qué significa eso?


(Continuará)